EL VALOR CULTURAL DEL ESPERANTO

Prof.
Dr. Ivo Lappena

Ivo Lapenna


Conferencia inaugural del XXXIX Congreso Universal
de Esperanto, celebrado en agosto de 1954 en Haarlem, Países Bajos.

El fundamento en el que descansa toda la estructura del esperantismo es la lengua misma. Con base en la genial obra del Dr. Zamenhof, y muy especialmente en los principios científicos que él estableció acerca de la línea de evolución de la lengua internacional, en unas cuantas décadas logramos transformar un simple proyecto en una lengua viviente, en pleno funcionamiento, cada vez más perfecta y matizada, pero al mismo tiempo, con mayor cohesión.

A esta admirable transformación «nunca antes experimentada por la humanidad» ha contribuido toda la colectividad esperantista y, de ella, individualmente cada persona que habló o habla esperanto.
Desde los espíritus más notables que valientemente empezaron a escribir obras originales o traducidas en el nuevo idioma, ya fueran literarias o científicas; desde esos audaces padres de familia que no titubearon en introducirlo aun en su vida familiar, hasta el más sencillo, el más común de los hombres que lo usa en su grupo, con sus amigos, durante sus viajes al extranjero o en cualquier ocasión apropiada; todos han contribuido a su cimentación, ya que sólo gracias a la aplicación del idioma en todos los campos de la actividad humana, en el más amplio sentido de la palabra, éste se ha convertido en un hecho social indiscutible.

Puede no verse este hecho, si intencionadamente no desea vérsele ¡y ciertamente muchas personas, aún de alto nivel intelectual, científico o académico, actúan precisamente de esta manera!, pero esa actitud no puede cambiar la realidad: objetivamente, el esperanto es un hecho social. Si no por otra razón, al menos por esa experiencia lingüística; o por curiosidad científica, debiera interesar a todo lingüista y a todo sociólogo.

Los idiomas, en el sentido común de la palabra, ordinariamente nacen primero hablados, y sólo después, a lo largo de su evolución, se transforman en lenguas escritas y literarias.

La lengua internacional evitó ese larguísimo proceso evolutivo, y utilizando la herencia cultural de las más ricas lenguas nacionales, pudo empezar su vida ya como lengua literaria.

El Dr. Zamenhof estuvo consciente de que una lengua sin literatura propia no puede tener valor cultural, ni puede desempeñar el papel de instrumento general de comunicación y pensamiento en todas las esferas de la vida internacional.

La literatura en esperanto «que hoy en día constituye un mosaico variado y bellísimo con los valores espirituales de todos los pueblos» tiene doble significado para el idioma. Por una parte, cada nueva traducción, cada nueva obra original, cada novela, poema, ensayo, también cada obra o disertación científica significa mayor enriquecimiento interno de la lengua y mayor cimentación de su cohesión. Por otra parte, la producción literaria en constante crecimiento ha proveído, y continúa haciéndolo, el vasto acervo cultural con que en la actualidad cuenta.

Aún la observación más superficial de la evolución de la humanidad permite advertir que su historia ha sido un avance gradual desde las formas de convivencia social más simples y primitivas, pequeñas y estrechas, hacia unidades sociales cada vez más amplias en cuanto a áreas de población, e igualmente, en cuanto a número de comunidades humanas.

De las hordas y las tribus, los clanes y los pueblos, hasta las grandes naciones, el camino ha sido largo; muy a menudo, también sangriento.
Pero la humanidad necesariamente alcanzó – y por su esfuerzo no podía menos que haber alcanzado- este alto nivel de cultura.
Y así, la característica fundamental de la época histórica actual, es la existencia de las naciones, y por supuesto, de las lenguas nacionales. En algunas partes del mundo, por ejemplo en Asia y África, las naciones y las lenguas nacionales están aún en formación. Sin embargo, sería un grave error pensar que la nación es el único sistema de organización social en que vivimos, y cuyas únicas formas de vida nosotros aceptamos; pues sin duda, cada uno de nosotros siente muy profundamente el pertenecer también a una región más íntima, a esa pequeña parte de la tierra donde nacimos, en donde dimos nuestros primeros pasos, donde balbuceamos nuestras primeras palabras…
Y esta pequeña pertenencia significa sentimentalmente más para nosotros, que el pertenecer a la nación.

De esta forma, a grandes rasgos, en sus aspectos más generales, la naturaleza social humana muestra hoy día tres principales aspectos, que corresponden a los tres marcos fundamentales de convivencia:

  • la región
  • la nación
  • la humanidad

A los dos primeros aspectos corresponden dos lenguas diferentes: el dialecto local y la lengua nacional literaria. Al tercer aspecto puede corresponder sólo una lengua neutral, supranacional y para la humanidad entera.
Y mientras más se manifieste ese tercer aspecto – como consecuencia de la evolución normal de la humanidad, que con la férrea lógica de las leyes sociales, marcha hacia su unificación- tanto más ampliamente será usada la lengua internacional.

Si las dos comprobaciones – la que se refiere al carácter del esperanto, y la que trata sobre los tres aspectos de la naturaleza social del hombre- son correctas ¿y podemos estar seguros de que lo son? entonces con absoluta certeza científica, ellas prueban el acierto de nuestra posición con relación al papel de la lengua internacional, en el presente y en el futuro, y no sólo muestran, con máxima evidencia, que este propósito es congruente con la línea de la evolución humana en general, sino que al mismo tiempo indican claramente el camino cierto hacia el futuro.

Un futuro en el que pueda ondear orgullosa, elevada y ampliamente, muy alto sobre el mundo, ese estandarte de paz y esperanza ¿la enseña esperantista? el único no manchado de sangre humana; para congregar en su torno a todas las fuerzas de quienes no sólo dicen, sino que profundamente sienten, que los hombres son, ante todo, hombres, y que el mundo debe ser un hogar confortable, luminoso y seguro para todas las razas, para todas las naciones, para todos nosotros…

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